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Edición Nro. 28

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SABED QUE PRONTO LLEGARÁ EL MOMENTO
QUE MIS PALABRAS NO SERÁN TAN COMUNES
ENTRE VOSOTROS

12 de julio de 1991

La paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Sabéis que cuando el dueño de casa necesita de alguien, recurre siempre a su servidor más fiel, y vuelca en él sus pedidos que exigen alguien de confianza; pues bien, Yo volcaré en vosotros, como en servidores fieles, mis pedidos, y en vosotros está lo que hagáis con ellos.
Vosotros que ayunáis, agregad a vuestro ayuno, un cuidado especial en las palabras y obras en ese día dedicado a mí; ayunad en intenciones, ayunad en miradas, ayunad en palabras, mejorad así ese día a mí dedicado. Vosotros que oráis, combatid el acostumbramiento en la oración, poniendo todo vuestro corazón y toda vuestra voluntad en meditar cada una de las palabras que conforman la misma. Vosotros que recibís puntualmente los sacramentos, recibídlos como algo vivo, recibídlos como quién recibe a vuestro Señor y no un mero compromiso humano, pues la vida de la gracia se mueve a través de los sacramentos. Vosotros que leéis mi Palabra, no hagáis de mi palabra letra muerta, pues mis palabras tienen muchos predicadores, pero pocos que se deciden a cumplirla. Vosotros que miráis a los demás y puntualmente observáis sus deficiencias, ved también y en primer lugar las vuestras, para que éstas fomenten vuestra humildad.
Sabed que pronto llegará el momento que mis palabras no serán tan comunes entre vosotros, pues las indicaciones para el combate deben ser más precisas y aún secretas para asegurar el éxito, pues el enemigo, atento a vuestros movimientos, intentará cerraros el camino hacia el éxito, hacia el Reino, hacia mí.
Y si las puertas de la misericordia aún están abiertas para toda la humanidad, no esperéis para mostrar el camino a otros, pues cada minuto es indispensable. Muchas almas aún se hallan cerca del abismo de la condenación eterna. Id, pues, sed la luz que ilumina, sed el fuego que calienta, sed la paz de vuestro Dios que todo lo inunda.
Yo os bendigo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”). Poned empeño, y el Espíritu Santo os asistirá en esta tarea.
La próxima reunión, mi Madre va a acompañarme, Ella también tiene algo que deciros, recordadla... Ella estará aquí. Paz a vosotros.

Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 15, Vers. 7 al 12.





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