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Edición Nro. 27

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¿Y QUÉ DESTINO PENSÁIS QUE DARÁ
ESTE NOBLE SEÑOR A SU ESPOSA INFIEL?

31 de mayo de 1991

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
Oíd con atención y entenderéis, prestad vuestros oídos y aprenderéis, oíd lo que la voz de vuestro Señor enseña a aquellos a quienes ama.
Un Rey poderoso y fuerte decide partir en viaje de negocios, dejando todo sus tesoros en manos de su esposa, la cual, lejos de administrarlos como corresponde, toma alianza con los enemigos del Rey y traman en conjunto la forma de destruir su reinado matándolo para apoderarse así de todo. Varios seguidores fieles del Rey, le advierten sobre su conducta, mas ésta, lejos de cambiar, envía también a matar a aquellos que con su voz molestaban su conciencia.
Antes de retornar, este poderoso Rey, vestido como uno de sus súbditos, se mezcla entre la gente del pueblo para oír sus opiniones y allí escucha con toda atención las quejas que este pueblo tiene en contra de la perversa reina. Advertido entonces del destino de muerte de sus servidores fieles y sin dudar un minuto más, interrumpe su viaje y vuelve, descubriendo por completo toda la trama que intentaba llevarlo a la ruina. ¿Y qué destino pensáis que dará este noble Señor a su esposa infiel? ¿No dará acaso el mismo trato, y con justicia, que ésta ha dado a aquellos servidores que le prevenían de su error?
Entended, entonces, pues el Rey soy Yo, la esposa infiel es aquella parte de mi Iglesia que permanece vendida a mi enemigo, pues bajo apariencias de obediencia, están tramando por destruir. Y estos servidores fieles que darán su vida por defender la autoridad, podéis ser vosotros si permanecéis fieles a mí. No os prometo un destino de felicidad en este mundo, mas sí os garantizo que la verdad y la justicia no se apartarán de vuestro camino, y que al final de vuestros días allí estaré, para que vuestro sacrificio no sea inútil.
¡En cuanto a ti, esposa infiel, aún te advierto, romped los lazos que te unen a mi enemigo, para que pueda verte limpia y pura como al principio!
Estad atentos, pues, porque esa parte pervertida de mi Iglesia, hará su manifestación más amplia, cada vez que en el seno de mi Iglesia se celebren fiestas especiales, como la del día de mañana (Fiesta de Corpus Christi) y que lo que suceda en torno a la Fiesta de mi Cuerpo y mi Sangre os sirva de ejemplo para poder colocar en su sitio a cada uno de los que veáis, según su forma de proceder, de su forma de pensar y sentir. Como lo he dicho, lo repito: por sus frutos, los conoceréis.
Un Dios de amor, no recibe amor sino indiferencia, que puede hacer entonces mas que esperar dando nueva oportunidad cada día. Es la Misericordia quién llama ahora a las puertas de los corazones, sino oís este llamado, éste será el último. Tened paz, realizad vuestra tarea con humildad y sencillez, pues la estáis haciendo para mí, para vuestro Señor, por eso os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Nada escapa a mi mirada ni a mis designios, todo va acorde a mis planes, no os inquietéis.
Paz a los corazones limpios.

Lectura: Hechos de los Apóstoles, Cap. 2, Vers. 37 al 47.





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