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Edición Nro. 23

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DESEO QUE APRENDÁIS A PREDISPONEROS
BIEN PARA RECIBIR MIS PALABRAS,
PUES DE NADA OS APROVECHARÁ
SI VUESTRO CORAZÓN ESTÁ CERRADO

10 de agosto de 1990

La paz con vosotros, ovejas de mi grey.
He venido a vosotros hoy como vuestro maestro, tal cual lo prometí y comenzaré así a prepararos para que sepáis bien, con toda claridad, cual es la voluntad de Dios, cuales sus preceptos y normas y la mejor forma de cumplirlos, para que sepáis en una palabra, dar razón de vuestra fe, cimentándola en mis enseñanzas. Es verdad que nada nuevo puedo daros porque todo está escrito, pero voy a presentároslo de una forma, con un lenguaje, acorde con vuestra forma de ver y entender, para que retengáis todo lo bueno y reteniéndolo podáis practicarlo y practicándolo crezcáis firmemente en la virtud pues de nada sirve al hombre poseer el mundo entero si pierde el tesoro más preciado que es su alma.
Mas antes de comenzar con vuestra formación, deseo que aprendáis a predisponeros bien para recibir mis palabras, pues de nada os aprovechará si vuestro corazón está cerrado, nada entenderéis. Recordad sino las mismas prédicas para los fariseos y para mis discípulos pero no todos entendieron y no todos recibieron el efecto maravilloso de mi amor y esto es por mala predisposición de su parte. Y aún dentro de mis discípulos, hubo y habrá, quienes frente a mi enseñanza endurecerán su corazón, no seáis vosotros, no lo seáis, pues no vengo a condenar sino a ayudaros a encontrar el verdadero camino. Y no vengo aún a juzgar, aunque vendré y pronto, sino a tender el puente de mi misericordia.
Para recibir con fruto las enseñanzas del Señor, debéis tener vuestra alma en estado de gracia, a través de la confesión. Esta primera condición indispensable borra del corazón toda tiniebla de pecado y permite una apertura total hacia mí. La segunda condición es la humildad: recibid con humildad mis palabras, dispuestos a cambiar lo que sea necesario para estar acorde a la situación y cumplir mejor con vuestro deber de cristiano. Y en tercer lugar: la perseverancia, perseverad en lo que os enseño, a pesar de que pareciese que nadie entiende, a pesar de que no es exactamente del agrado de todos: perseverad, perseverad en el bien y obtendréis grandes frutos. No os guiéis por otra opinión que la de vuestro Dios y la de todos aquellos que a Él están adheridos por amor.
Recordad entonces: estado de gracia, humildad, perseverancia y por último oración: debéis orar con mayor empeño, con mayor entrega, intentando encontrar el camino de llegar hasta mí. Esa oración profunda será como la tierra abonada para recibir la semilla. Debéis mejorar vuestra oración para recibir mis enseñanzas. Pensadlo, pues, meditadlo, predisponéos bien, más adelante agradeceréis todos estos consejos cuando veáis los progresos que os traen. Tened paz, Yo os bendigo para que halléis la fuerza de cumplir con mis pedidos. Recibid en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Reencuentro con el Señor es reencuentro con la vida y la verdad; reencuentro con el Señor es reencuentro con el camino auténtico, compartid este reencuentro entre vosotros, allí estaré permanentemente acompañándoos, animándoos, bendiciéndoos. Mi paz a los corazones limpios.

Lectura: San Mateo, Cap. 24, Vers. 44 al 51.





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