ALLÍ ESTARÉ PARA OÍROS,
PORQUE AMO VUESTRA DISPOSICIÓN
Salta, 22 de enero de 1990
La voz que habla a los oídos de las almas llega a ustedes, hijos míos amados para que sepáis que vuestro Dios actúa en medio de vosotros cuando confiáis en su presencia. Ya no importa el lugar sino la voluntad de unirse y juntos entrar en mi corazón misericordioso para tomar los tesoros de gracias que en Él tengo reservado para quienes me aman.
Todo lo que sufráis, todo lo que debáis abandonar, todo lo que os pese por hacer el bien es un tesoro acumulado en el Reino. Haced con gusto mis obras y Yo recibiré vuestros pedidos puntualmente y enviaré a mis ángeles a alcanzaros las gracias.
No temáis, confiad en mí y veréis como la verdad siempre triunfa, la Verdad soy Yo, dadme vuestros corazones y en ellos construiré mi morada.
Recibid la paz, Yo os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Cada vez que os reunáis en mi nombre allí estaré para oíros porque amo vuestra disposición.
Sed fieles hasta el fin.
Lectura: Hechos de los Apóstoles Cap. 28, Vers. 7 al 17.
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