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Edición Nro. 16

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NO TEMÁIS A AQUELLOS QUE CON LA INJUSTICIA
PRETENDEN DISFRAZAR VUESTRA SITUACIÓN

22 de diciembre de 1989
Bendición de las imágenes del Niño Jesús para el pesebre

Mi paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Desde mi prisión de amor (Sagrario) donde habito por vosotros vuelvo a hacer oír mi voz, la voz que habla a las almas.
Amados míos, se acerca una vez más la festividad de mi nacimiento y sabed que este mundo, día tras día, navidad tras navidad, deja más de lado el sentido sagrado de esta fiesta e intenta paganizarla, haciendo de ella una burla, pues muchos son los que dicen festejar pero muy pocos los que realmente saben qué festejan y muchos menos los que festejan con verdadera dignidad cristiana.
Mi mesa, la mesa del altar, es la primera a la cual debéis acudir, allí obtendréis todas las gracias y favores que vuestras almas necesitan. Y no dejéis jamás de agradecer este enorme don que mi corazón os hace. He nacido entre vosotros para vuestro bien y solo para vuestro bien, no para recriminaros sino para rescataros mas si vosotros hacéis vano mi esfuerzo, otra será vuestra suerte por vuestra propia responsabilidad. Celebrad en paz mi nacimiento, ante todo en la mesa del altar, recibiendo la Sagrada Comunión sentiréis mi presencia en vuestros corazones y de regreso a vuestros hogares, orad, al menos brevemente frente al pesebre que representa la conocida escena del Dios Todopoderoso, infinitamente humillado hasta hacerse hombre del Dios, rey de cielo y tierra que por amor se esclaviza, del Dios que de nada ni de nadie necesita, que se entrega pagando precio con su sangre por vuestras culpas.
Y allí estarán presentes estas pequeñas imágenes que representan mi verdadera presencia. De regreso a vuestros hogares en vuestros corazones habitaré y estos Niños serán la imagen que os recuerde mi voz que os dice hoy: vivid la navidad, vividla en serio, haced nacer a vuestro Dios en este mundo, en cada hogar, en cada lugar de oración, allí debe estar mi presencia, a través vuestro, fieles seguidores.
No temáis persecuciones, no temáis a aquellos que con la injusticia pretenden disfrazar vuestra situación y colocaros lejos de mí cuando en realidad estáis sumergidos totalmente en mí. Y seguid firmes en las prácticas, dando vuestro ejemplo todo lo lograréis. Mi mano está de vuestra parte.
Yo bendigo estos Niños para que tomen su gracia y a partir de ella irradien mi amor y misericordia a todos los hombres de buena voluntad, pedid también frente a ellos, pedid con fe, pedid como en Belén y mucho se os concederá en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Ninguna palabra que sale del Espíritu de Dios ha sido dicha en vano, sacad provecho de cada una de ellas y utilizadlas, pues son palabras de vida eterna.
La paz llegue a vuestros corazones y permanezca en ellos.

Lectura: San Juan Cap. 19, Vers. 13 al 16.





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