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Edición Nro. 15

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CON EL ROSARIO EN ALTO TRIUNFARÉIS

8 de diciembre de 1989

HABLA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Mi paz a vosotros, ovejas de mi grey.
La ansiada presencia ya está aquí de aquella Madre que es vuestra Madre, la Reina de las Reinas está aquí, oíd con atención lo que desea deciros, aceptad sus consejos, pueda ser que a pesar de oír mi voz y no obedecer, con su intervención vuestro destino se acerque más al que Yo he marcado para todos aquellos que desean seguirme. El consejo de una buena madre siempre es necesario, cuanto más el de la Madre más perfecta, el de la Creatura más grande, el de la Reina del Universo. Recibidla, recibidla con las rodillas en tierra pues lo que no hagáis por amor a Ella, por nadie podréis hacerlo y de una forma u otra en algún momento el Cielo, la tierra y el abismo estarán a una sola vez de rodillas frente a esta Madre, unos por amor, otros por justicia, Palabra del Verdadero, el Veraz, Aquél que solo tiene verdad en su boca.
Madre, he aquí a tus hijos.

HABLA LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Tened paz, pequeños, tened paz.
Aquí estoy en medio vuestro para ayudaros en esta circunstancia tan difícil, no temáis pues el Cielo entero se preocupa por vuestra suerte y busca formas de ayudaros continuamente.
Yo soy patrona de esta región y haciendo valer ese derecho que me ha sido dado vengo hoy aquí a reclamar nuevamente en nombre de mi Divino Hijo se realice la consagración de aquella ciudad (Berazategui, Provincia de Buenos Aires, Argentina) que Él mismo ha elegido como asiento de su misericordia. Que los sacerdotes que están hoy aquí (tres sacerdotes presentes), hijos míos predilectos, como testigos calificados de este evento lleven al pastor responsable mi pedido. Soy la patrona de este lugar y no va en desmedro de mi autoridad la consagración al Divino Corazón de mi Hijo, por el contrario, también yo deseo que así sea pues lo que Él quiere, yo quiero, lo que Él ama, yo amo, lo que Él propone, yo propongo y lo que Él dispone en el Cielo y en la tierra, yo también dispongo, propongo, amo y obedezco.
Hoy habéis venido a mí con estas flores que engalanan la Casa de mi Hijo (toda la Parroquia está adornada con muchas flores para la Madre), tomaremos, por ejemplo, estas flores, meditad conmigo, habéis traído muchos buenos propósitos, habéis venido a mí con el corazón abierto, os habéis presentado aquí hoy con gran deseo de complacerme. Mirad pues estas hermosas flores, ¡Oh, es cierto que me agradan, miradlas bien!, ¿mas cuánto durarán?, ¿será así también con vuestras promesas a mí?, ¿tendréis la misma firmeza que estas pequeñas y hermosas flores o por el contrario mi imagen estará arraigada siempre en vuestro corazón? Amados hijos, de vosotros depende. El Rey del Universo ha hecho todo lo posible, haced vosotros otro tanto.
Sé que ansiáis verme, deseáis verme ¿verdad? pues bien, cumplid con lo que mi Hijo os ha pedido y me veréis al llegar a la patria celestial. Yo misma os guiaré si ponéis de vuestra parte lo mejor.
Levantad vuestros Rosarios. Este gesto exterior debe ser el signo que represente ante el mundo vuestro gesto interior. Con el Rosario en alto triunfaréis, esta es la llave que abre las puertas del Cielo.
Recibid, amados míos, la bendición de vuestra madre que os desea los mejores frutos espirituales y los mejores logros para la salvación de las almas aunque debáis sufrir, sabedlo bien. Os bendigo en el nombre del Señor que es Padre, que es Hijo, y que es Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Esta bendición va más allá de un buen deseo pues llevará la fuerza para que podáis emprender con valor el camino de los Apóstoles de los Últimos Tiempos de los cuales yo soy la directora principal. En esta lucha me está reservado el primer puesto de vanguardia, ¿queréis pues luchar conmigo? ¡Venid entonces a mí!
Os dejo todo mi amor y aquí está mi Hijo, haced todo cuánto Él os diga.

HABLA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
¿Habéis oído, ovejas de mi grey, el pedido que mi Madre os ha hecho? Ha querido Ella misma reforzar mi intención pues prontos están momentos muy difíciles, la crisis se agudiza en todo el mundo, y la gracia sobrenatural deberá actuar con mayor fuerza, por eso es necesaria la consagración individual y general comenzando por aquella ciudad (Berazategui, Provincia de Buenos Aires, Argentina) que Yo mismo como señal de misericordia he elegido. Si lo hacéis, mi intervención será tan grande que el mundo entero se admirará, mas si no lo hacéis, si no lo hacéis os dejaré seguir el camino de vuestra propia voluntad, librados a esa suerte, nada lograréis.
Tened paz, Yo también os bendigo y recordad que siempre reprendo y corrijo a quienes amo. No penséis que mi forma de actuar no es digna de la misericordia pero la firmeza es lo único que sobrevive en este mundo.
No hagáis pactos con el enemigo de las almas ni le dejéis lugar, pues uno de sus discípulos más grandes compartió su mesa conmigo y corrió la suerte que le correspondía por su voluntad endurecida en el mal. Vosotros que compartís hoy esta mesa conmigo podéis elegir, ¿cuál de los discípulos deseáis imitar? Meditadlo, os dejo mi paz.
Recibid salud física y espiritual en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Vuestros corazones abiertos serán el receptáculo de mis mayores gracias.
Defended la fe con toda la energía que el Espíritu Santo os da y manteneos unidos.
La paz a todos.

Lectura: San Juan, Cap 5, Vers. 45 al 47.





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