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EL DESAFÍO ES GRANDE,
LA EMPRESA SERÁ MUY CONTRADECIDA
MAS DEBE FORMARSE LA ORDEN SEGLAR
DE LOS APÓSTOLES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

6 de septiembre de 1989

Paz a vosotros, ovejas de mi grey.
Recibid paz de Aquél que puede daros todo.
Felices los que crean sin ver porque verán las maravillas que el Señor opera. Felices los que buscan la misericordia y el perdón para sus hermanos pues todo bien obtendrán de mí. Felices, vosotros, si afirmáis vuestro corazón en el mío y si ponéis vuestros ojos en los míos, si cargáis vuestras cruces en la mía, si morís a todo para nacer de nuevo en mí, por mí y para mí, porque míos seréis por siempre.
El desafío es grande, la empresa será muy contradecida, mas debe formarse la Orden Seglar Apóstoles de los Últimos Tiempos. Ya os he indicado en otra oportunidad como debe ser la medalla identificatoria de esta Orden y no necesitáis reglas escritas pues ya lo están: Ayuno, Oración, Sacramentos, Palabra de Dios, misericordia en palabras y obras, ¿qué más? ¿qué más puedo pediros?
Aquellos que deseen integrar esta Orden deberán ser esclavos de mi Madre indefectiblemente pues nadie viene a mí si mi Madre no lo atrae y si sois de su pertenencia no os repudiaré de mi lado. La esclavitud a los pies de esta Madre Santísima es el primer paso, ese mismo día recibiréis la medalla y a partir de allí estos Apóstoles de los Últimos Tiempos se ocuparán de llevar mi presencia en cada lugar con su palabra y su práctica. Nada más será necesario y la perseverancia hasta el fin será su signo pues el triunfo es de aquél que persevera.
Podréis ser de los míos en cualquier parte del mundo siempre que estéis a las órdenes del Santo Padre y dentro de la Santa Iglesia fiel a mis mandatos. No importa la lengua, no importa la raza, no importa el grado cultural, no importa vuestra inteligencia o preparación, importa vuestra voluntad y perseverancia en el bien, eso os hará estandartes vivos. Mas sabed esto: en el momento del sacrificio aquellos que sean Apóstoles de los Últimos Tiempos serán los primeros en toda persecución, en todo dolor, por su Consagración a mi Madre y a mí; como nuevos Cristos deberéis sufrir por eso pensad bien.
Tened paz, amados míos, se llene vuestro corazón con mi gracia pues habéis sidos llamados en un tiempo difícil y hermoso a la vez. Oponed con vuestro bien una barrera impenetrable al enemigo y esforzaos cada vez más en el seguimiento de vuestro Señor que nunca os abandona, aún en las pruebas más difíciles.
Mi paz os alcance, Yo os bendigo, recibid en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos responden: “Amén”).
Lo he dicho y lo repito, es el momento de los fuertes y es un llamado fuerte, responded con generosidad, seréis benditos si amáis como os amé. Paz.

Lectura: San Mateo, Cap. 28, Vers. 16 al 20.





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