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Edición Nro. 6

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¡DESPERTAD, PUEBLO MÍO!
¡LEVANTÁOS, HIJOS DE MI CORAZÓN!

13 de agosto de 1988

PRIMER MENSAJE
Paz a vosotros, ovejas de mi rebaño.
Estabais extraviados como ovejas sin pastor y os he traido aquí a mi morada, a mi lugar, a mi eterna morada sacramental. Desde aquí y con mi Madre os bendecimos por vuestra confianza y amor y os imponemos hoy una misión: Trabajad por la salvación de las almas. Ved que próximo es el día de rendir cuentas, ved que próximo está el retorno de Quién os ama mas es sumamente justo y os pedirá a cada uno según lo que os ha otorgado.
Aquí tenéis a vuestra Madre. De rodillas a sus pies todo lo lograréis pues Ella es la puerta abierta a mi corazón.
No temáis nada. No esperéis nada del mundo, esperadlo todo de mí y mi amor misericordioso os colmará.
Avemaría repetis, avemaría y cada oración es un ladrillo que construye mi Iglesia. Cada oración forma la base de una nueva civilización de amor comprometida con su Dios para trabajar juntos.
El mundo no hace caso de mis advertencias, aunque las conoce, trata de ignorarlas. Vosotros que creéis, actuad, actuad pronto. Ved que el tiempo que resta no es demasiado.
Siempre os he bendecido y lo seguiré haciendo.
Ayudáos mutuamente a cargar vuestras cruces y recordad vuestra primer obra de misericordia es y será siempre la oración por la unidad de la Iglesia.
En el Primer Mensaje Universal deberé lamentablemente dar algunas pautas negativas de la situación del mundo pero si queréis salvar a este mundo debéis conocer la verdad que se os oculta mas existe.
Tened paz ovejas de mi grey. Y recordad: La voz que habla en secreto habla al corazón de sus fieles.

SEGUNDO MENSAJE
¡Despertad, despertad pueblo mío! ¡Levantáos, hijos de mi corazón! ¡Movilizad vuestras almas! ¡Cristianos, ¿cómo me seguiréis si no oís mi voz que clama a través de los justos? ¿cómo vendréis a mí si mis Iglesias están vacías?! Mis templos deben llenarse de fervor y oraciones. Es la forma que he elegido de comunicarme con los hombres. Y el respeto, el respeto por mi presencia en las Sagradas Especies. ¿No sabéis que vuestro Dios está allí y no lo véis pues vuestros ojos están cegados por el materialismo y el orgullo? Inclinad la cabeza, doblad la rodilla, orad, pedid, buscad, nada hay fuera de Dios y todo lograréis en Él.
¡Levantáos ahora, pueblo mío, llenad las Iglesias con vuestros actos de fe y piedad pues el enemigo avanza entre vosotros y quién no esté conmigo está contra mí!
Afianzad vuestra espiritualidad siempre en obediencia a las inspiraciones y órdenes de la Santa Madre Iglesia pues Ella es la barca que os llevará a destino de salvación.
Dejadme actuar en vosotros y a través de vosotros actuaré en vuestros hermanos.
Tened paz. Yo os bendigo por vuestras oraciones fervientes.
Al recibirme hoy sentiréis mi fuerza impulsaros hacia la verdad.
Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.




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