Mendoza, 10 de marzo de 1988
CENÁCULO MARIA, ESPOSA DEL ESPÍRITU SANTO
Este lugar el Señor quiere llamarlo “María, esposa del Espíritu Santo”.
A vosotros que os habéis congregado hoy aquí, os advierto hijos míos, los lobos rondan mi rebaño y vosotros debéis defenderlo, no confiéis solo en vuestras fuerzas, acudid a mi Madre y Ella os auxiliará, entregaos plenamente a mi servicio en pensamiento, palabra y obra y Yo os premiaré como hasta ahora.
Sabed que vuestro apostolado, deseo sea más activo, hoy he utilizado este canal extraordinario de gracia para vosotros, para uniros a todos en el Corazón Inmaculado de mi Madre, Ella, como esposa del Espíritu Santo, os otorgará de Él los dones necesarios para sobreponeros a vuestras miserias y continuar el largo y penoso camino de esta vida, pero sabed que vuestras penas y dolores, ofrecidos a mí por amor, os atraerán enormes gracias.
Oíd si habéis venido a juzgar, pues Yo juzgaré último, oíd si habéis venido a criticar, Yo defenderé mi Obra, oíd si habéis venido a oír, cumplid para haber oído bien.
Llenaos de mi gracia, os bendigo, os doy la paz, a vosotros que os habéis reunido con amor por mí, sabed que aún estáis a tiempo de volver, no os perdáis en ese mundo pervertido, mantenéos encadenados a mi corazón a través de la gracia que desciende por los sacramentos.
Os bendigo, os doy la paz y desciende sobre vosotros la misericordia de mi corazón, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Solo Yo sé cuánto lograréis de mí, no pongáis límites a vuestra fe y confianza.
Mi ángel queda aquí. Id en paz.
Lectura: Isaías, Cap. 37, Vers. 35 al 37.
COPYRIGHT BY FUNDACIÓN MISERICORDIA DIVINA
ASOCIACIÓN DE LAICOS CATÓLICOS