CARGANDO...
POR FAVOR, ESPERE...




Cargando...
PROFECÍAS CUMPLIDAS Y MENSAJES CONFIRMADOS
ADVERTENCIAS FINALES
MENSAJES UNIVERSALES
MENSAJES SOBRE ARGENTINA
MENSAJES ESPECIALES
EL BUEN PASTOR Nro. 1 al 10
EL BUEN PASTOR Nro. 11 al 20
EL BUEN PASTOR Nro. 21 al 30
EL BUEN PASTOR Nro. 31 al 40
EL BUEN PASTOR Nro. 41 al 47
ÚLTIMOS MENSAJES
CONOZCA NUESTROS SITIOS


Edición Nro. 3

ANTERIOR     |     SIGUIENTE





NO OS FIÉIS DE NADIE
QUE QUIERA APARTAROS DE TODO ESTO

Córdoba, 5 de marzo de 1988
CENÁCULO MARÍA, CONSUELO DEL PUEBLO QUE CLAMA AL SEÑOR

Dice el Señor que por fin después de tanto rogarle y pedirle les ha concedido la gracia hoy de participar directamente en esta forma de presencia suya.
Dice que el cenáculo se debe llamar “María, Consuelo del Pueblo que clama al Señor” pues por el camino de María hoy he entrado en sus corazones dice el Señor.
Dejad de lado vuestras fallas, dejad de lado vuestros errores, dejad de lado vuestro orgullo, acercaos a mí, venid a mí, sentidme, mi mano está tendida hacia vosotros con todas las gracias que necesitáis para recuperar vuestra integridad, pero si negáis vuestro oído a este llamado seréis víctimas de vuestra propia negativa pues habéis cerrado la puerta del corazón al Señor. Nada esperaréis entonces de su Misericordia, abrid vuestros corazones, clamad, pedid, y ella vendrá a vosotros a consolaros.
Sabed que este mundo marcha irremediablemente hacia un final trágico y doloroso por su negativa en escuchar mis advertencias. También en este lugar, ¿no hay más habitantes que vosotros? y viene el Señor a vosotros, y ¿solo os presentáis en tan poca cantidad? ¿Que os pasa, ovejas Mías? que no reconocéis ni a vuestro propio Pastor ¿qué os pasa?
Sabed que vuestro enemigo y el mío hace bien su trabajo sobre vosotros, no os dejéis engañar, no os dejéis seducir. Mi Iglesia está cambiando, está volviendo, está retornando a mí, a la santa piedad, al acercamiento verdadero, ayudadla, poned vuestro empeño.
No he venido a revelar cosas ocultas sino a reafirmar las ya reveladas.
Os digo vosotros, sois la fuerza de que me valdré para reconquistar esta enorme ciudad para mi corazón. Si deseáis ser mis soldados, comprometéos ante mí y os tomaré a mi servicio. Nada es necesario, solo vuestra voluntad, mi gracia no os faltará.
No en vano he venido a vosotros, no en vano os bendeciré, no en vano escucharéis mis Palabras, haced producir lo que el Señor os da como custodia y veréis como premia el gran Rey a sus súbditos.
Vosotros que lloráis orando, vosotros que oráis llorando, sabed que toda lágrima será secada de vuestros ojos por mi propia mano.
Vosotros que tanto necesitáis consuelo, venid a mí, confiad en mí.
No os fiéis de nadie que quiera apartaros de todo esto, pues la gracia desciende por los canales que Yo mismo he abierto como brechas en esta humanidad pecadora. Ellos son los responsables de transmitir fehacientemente mi Palabra a vosotros y espero vuestra respuesta, respuesta de amor, respuesta de entrega, respuesta de servicio.
Orad mucho por vuestros dirigentes políticos pues entre ellos se mueve fácilmente el enemigo pues han abandonado las prácticas cristianas de corazón y solo se muestran como fieles delante del pueblo, pero su raíz está podrida, orad por ellos, pedid, tal vez, tal vez...
Dejad que el mundo os crea locos, pues sois locos por mi amor, dejad que el mundo os haga la guerra y Yo lucharé por vosotros, dejad que el mundo os exija, Yo mostraré que sóis míos.
Tened la paz que vuestro Señor os desea, mantenéos firmes, pues grandes tribulaciones esperan a quienes deseen estar a mi lado, pero mis ángeles descenderán continuamente en vuestra ayuda, como tú, que hoy quedas aquí a cargo de este primer grupo, cumple con tu misión, muestra como hacen las cosas quienes obedecen al Señor.
Tened paz, amados, el Rey de la Paz os bendice, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Aquí hay un hijo predilecto1 del Corazón de mi Madre.
El también terminada vuestra oración os bendecirá, pues ese poder le ha sido concedido.
Orad, orad, solo así puedo actuar y modelaros a mi gusto. Paz a vosotros.

Lectura: San Lucas, Cap. 5, Vers. 27 al 32.


1 Sacerdote presente.




ANTERIOR     |     SIGUIENTE