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EN NINGUNA OTRA RELIGIÓN
FUERA DE LA CATÓLICA, APOSTÓLICA, ROMANA,
HABRÁ, HAY O HUBO, PROFETAS MÍOS

Capital Federal, 6 de febrero de 1988
Cenáculo Nuestra Señora de la piedad

Está diciendo el Señor: No todo el que diga, Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que escucha mi Palabra y la pone en práctica, esta Palabra llega a ustedes a través de diversos canales, muy autorizados por mí, en primer lugar, a través de mi Santa Iglesia, con mis ministros oficiales, los sacerdotes, bajo la dirección del Santo Padre, guía y jefe de mi Iglesia y representante personal mío en la tierra. Repito hoy algo que he dicho en privado, en ninguna otra religión fuera de la católica, apostólica, romana, habrá, hay o hubo, profetas míos, no es un ataque contra otras creencias: es la verdad; y todo profeta del Altísimo dará sus frutos dentro de su Santa Iglesia o no dará nada, porque los frutos, fuera de la Iglesia, son frutos como los del árbol prohibido del paraíso, no aprovechan al hombre, ni iluminan, solo lo hunden en el fango del pecado, son aparentes frutos, envenenados por el mal.
Recordad todos mis profetas elegidos, pregoneros, acatan siempre a mi Santa Iglesia. Volved a la práctica del Evangelio, todos los días de vuestra vida, eso será lo único que os reportará la salvación de vuestra alma. Dicho está, bautizad a todos y el que crea y se bautice, se salvará, pero recordad: el que crea; creer, presupone obrar, y el que no obra según lo que cree es falso, fariseo, a mis ojos, no sirve; romped la barrera de vuesto orgullo personal, de vuestro respeto humano, arrancad el corazón que os aleja de mí y ponéos mi corazón en vuestro pecho, solo así estaréis preparados para la gran batalla que se aproxima, no veréis carros de guerra, no veréis aviones, veréis solamente almas en lucha, hasta el momento en que sean soltados los demonios de los infiernos, hasta el momento de luchar cuerpo a cuerpo con vuestras tentaciones de una forma feroz y terrible, solo posible vencer con ayunos ahora, con oración ahora, con penitencia ahora, no esperéis, el que espera pierde todo, solo el que se adelanta gana, adelantáos al enemigo. Id, id como ovejas entre los lobos, veréis que no sois tan pocos ni estáis tan faltos de experiencia. Vuestro Señor repondrá en vosotros lo que os falte, intentad, probad vivir mis palabras, no os avergoncéis de mí.
Deseo y lo he expresado ya a mi elegido anteriormente, una reunión de todos los que participan de esta Obra, deseo “Brote Nuevo” en pleno. Buscad un lugar natural, amplio, un día especial, desde antes del mediodía, hasta la puesta del sol, allí estaré con vosotros, a lo largo de ese día, reunidos todos, traed a todos que me conozcan, que vengan a mí, os dirigiré la Palabra por dos veces ese día, rezaréis conmigo y con mis ángeles los quince misterios del Santo Rosario, sanaré varios enfermos también en ese día. Culminad esa velada conmigo con la Santa Misa. Recordad, debéis asistir todos en estado de gracia. Hablad de esto a vuestros sacerdotes, no dejéis pasar el tiempo, no mucho tiempo, no dejéis pasar mucho tiempo, organizaos bien, traed a todos, traed la multitud a mí, debemos mostrar la cara, hablad a los sacerdotes, ellos también deben estar, deben ayudar en las confesiones, deben concelebrar la Santa Misa, hablad a la Jerarquía, ellos deben participar también, Yo me haré presente, para que lo que ustedes le lleven en mi nombre, florezca. Aceptad en todo lo que la Jerarquía de la Iglesia os diga, pero veréis como se abre el camino, ya no hay tanto tiempo, las medidas de emergencia deben adoptarse pronto, si nos mostramos abiertamente a la luz, verán quienes somos y no habrá más que criticar, pues no estamos escondidos sino a la vista de todos. Tened paz, ovejas mías, no sobrecarguéis vuestra mente con vuestra imaginación, dejad que todo lo haré Yo según mi deseo, no os despeguéis de este instrumento, todo consultad a través de él, todo, espero hayáis entendido.
Si pudiera mostraros lo ardiente de mi corazón lo haría, pero estaría forzando en este momento vuestra libertad de seguirme.
Sabed es promesa de vuestro Dios, la salvación es cercana para aquél que entrega todo; Yo bendigo también a quienes tienen vocación de seguimiento, aquellos que se han entregado a la vida de oración y desean profundamente servirme en totalidad, bajo hábito religioso, también aquellos padres de familia, os bendigo, que deseáis hacer de vuestras casas pequeñas iglesias donde se honre al Señor; educad a vuestros hijos en la fe, os lo pido, os lo ruego, ¿qué más queréis?, ¿acaso deseáis ver el brazo de la Justicia obligándoos?, no seáis hijos del rigor, sed esclavos de mi amor infinito y misericordioso. Continuad orando, al final os bendeciré y llevaréis una paz como nunca habéis alcanzado hasta ahora. Orad.

Lectura: Colosenses, Cap. 1, Vers. 21 al 24

Algunas indicaciones para esa reunión hace el Señor, quiere también que queden grabadas para que las cumplamos al detalle.
Una semana antes de la fecha elegida para la realización de la Reunión, la Reunión del Reencuentro con el Señor, así se debe llamar: “Reencuentro con el Señor”. En esta Reunión una semana antes debo visitar el lugar donde va a realizarse con algunos, que Él me indicará quienes deben ser, que me acompañen, debemos hacer oración previa en ese lugar y Él me dará las indicaciones para ubicación y forma y desarrollo del encuentro de ese día. Un fin de semana anterior también debemos realizar un pequeño cenáculo con quienes el Señor elija y con los sacerdotes y religiosos que nos van a acompañar ese día si contamos con su presencia para unificar criterios para realizar también sobre ellos una bendición especial y fortalecimiento y donde el Señor pondrá bien en claro los objetivos a alcanzar con esta reunión masiva y general donde las bendiciones alcanzarán a todos.
Debe ser un lugar, dice el Señor, y vuelve a repetir, en el que entre gran cantidad de personas, debe ser al aire libre, debe ser un lugar muy espacioso, debe haber un altar hecho previamente, preparado previamente, un lugar para la oración al aire libre, y luego dará las indicaciones para que puedan llegar los mensajes a todos. Deben distribuirse las personas en grupos, los cuales estarán bajo la dirección de un apóstol elegido por el elegido y ungido para la ocasión, que será responsable de la devoción y de la forma en que se acaten las directivas para ese día y durante la oración tratando de mantener la piedad. Así se organiza, dice el Señor, mi escuadrón, todos bajo un mismo mando que es el mío, dice el Señor, así lograremos que a pesar de la cantidad no se pierda el espíritu, ni se pierda el respeto debido al estar al aire libre por la santa presencia, el resto de las indicaciones serán dadas, dice el Señor, en un momento aparte y luego las pasarás a todos.
El Señor dice que no pone tiempo pero que se apresuren, debe ser luego de la reunión de enfermos, pero cuanto antes y todos deben colaborar, deben partir unidos, desde el cenáculo, desde todos los cenáculos, desde los cenáculos ya organizados, allí deben reunirse, media hora, una hora antes casi, rezando el santo rosario, luego partir hacia el lugar. Todo el que se sienta comprometido debe estar presente este día y también aquellos que quieran ir por primera vez. Luego dispondremos los detalles adicionales. Ahora la bendición.
Dice el Señor que ustedes creen que soy yo1 pero Él va a demostrar que es Él.2 Va a dar la bendición ahora a todos los objetos, dice que los levanten, los eleven, su mano llega hasta todos lados; su mano llega hasta los lugares más recónditos del mundo. Las bendiciones descienden sobre todos. Os bendice el Señor que os ama y os fortalezcan las pruebas venideras, recibid paz y bendición. El amor de los amores os ama, amadlo.
Y sobre todos vosotros que os habéis reunido aquí a escuchar mis palabras, no hagáis que esta palabra quede en vano, recordad, no por decir, Señor, Señor, entraréis en el Reino sino por poner en la práctica lo que os he enseñado, recibid la bendición del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
La paz quede con vosotros.
Id por el mundo demostrándo que sois de mi pertenencia, la gracia nunca os faltará, os amo.


1 vidente.
2 que hace estos pedidos.




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