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FIDELIDAD Y PERSEVERANCIA, DICE EL SEÑOR,
FIDELIDAD A LA DOCTRINA DE LA IGLESIA

Mataderos, 27 de noviembre de 1987
Festividad de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Cenáculo Nuestra Señora de la fidelidad

Dice el Señor que en este lugar la Obra se va a ir acrecentando por las gracias que bajen a través de este cenáculo de oración, que es un punto, es un primer punto firme de apoyo, la apertura de este cenáculo, pero que debemos estar preparados, dice el Señor, para ser fieles hasta el fin. Este cenáculo se llamará “Nuestra Señora de la Fidelidad”, porque a quienes rezan aquí el Señor les va a conceder la virtud de permanecer fieles a Dios y a su Santa Iglesia.
Dice el Señor que no tengan miedo los que nunca han visto como Él procede en esta Obra porque el miedo es enemigo del cristiano y lo paraliza y no lo deja actuar según la voluntad del Señor y lo hace inútil para1 sus gracias.
Fidelidad y perseverancia, dice el Señor, fidelidad a la doctrina de la Iglesia, perseverancia en la oración y en los sacrificios, eso es lo que nos hará triunfar, no con un triunfo como lo interpreta el mundo, sino triunfar ganando el Reino.
Dice el Señor que debemos ser fuertes en el testimonio pues es un momento para vivir fuertemente lo que el Señor pide y no dejar todo a media agua, ni en medias tintas, debemos decidirnos a colaborar en la salvación de las almas.
Va a decir algo el Señor para todos, dice el Señor que aclare que es para todos, porque las palabras que Él dice, a veces, se interpretan solo para los dueños de casa o para los que lo han recibido en su casa y los demás se eximen de su cumplimiento, pero, cuando Él dice para todos, es para todos, los que escuchen y los que leen. Estad alertas, dice el Señor, pues el enemigo de las almas ya sabe que estáis aquí conmigo y os comenzará a tentar y perseguir con el furor propio del que odia al amor y desea la perdición del género humano, estad listos y ungidos para la batalla, vuestra oración os protegerá, vuestros sacrificios os fortalecerán, vuestras comuniones y confesiones os harán más firmes, y recordad siempre, todo depositadlo a los pies de la Madre, pues sin Ella no hay gracia posible para los hijos de Adán. Yo moveré vuestros corazones si me dejáis trabajar en ellos, Yo ablandaré vuestras durezas y purificaré muy profundamente vuestros pensamientos, palabras y obras, pero debeis vivir consagrados a mí y a mi madre, vivir por Dios y para Dios y hacedlo todo con Dios. Dad importancia, hijos míos, a este llamado porque llegará un momento en que el mundo, rechinará los dientes contra vosotros.
Se ve la ciudad muy indiferente, la gente y todo lo que los rodea, como todos los días, sin preocuparse por otra cosa y el Señor dice que vosotros debéis preocuparos por ellos, debéis orar por vuestra ciudad, por vuestros vecinos, por aquellos que os persiguen, os maltratan y os calumnian, debéis bendecir a quiénes os maldicen y ayudar a aquellos que os lo soliciten. No guardéis entre vosotros rencores ni protestas mutuas, uníos, uníos, siempre uníos a mí pues es hora cercana mi venida y he salido a reunir mis ovejas, no seáis vosotros, ovejas rebeldes, sordas al llamado de vuestro Pastor, venid, participad de mi corral, agrupáos en torno a mí, en mi santa Iglesia. Llenad ahora esos templos vacíos de fe y de oración, llenad con vuestra presencia y vuestra oración ferviente y profunda, llenad mis templos con santo amor y temor.
Os dejo a mi Madre por vuestra Madre y con su guía no podéis perderos ni terminar en otro lado que no sea en mí. Tened paz, luego os bendeciré, continuad vuestra oración.

Lectura: Apocalipsis, Cap. 12, Vers. 7 al 12.

Va a bendecir el Señor todos los objetos que están aquí presentes que son para culto, para devoción, para oración. Mientras el Señor va a bendecir pide que recemos una Salve a su Madre, por ser hoy una festividad también la Santísima Virgen va a otorgar su bendición a estos objetos.
Dice el Señor que ya están benditos todos los objetos y también los que cada uno tiene en su mano o en el cuello y que lo ha usado para la oración de hoy, también quedan benditos.
Dice el Señor que va a dar la bendición ahora a todos y que nos pongamos de rodillas.
Recibid, recibid en abundancia de lo que vuestro Dios tiene guardado para sus servidores fieles, sed firmes en las pruebas, pacientes, de oración continua, fervorosa y humilde y siempre estaré con vosotros. Yo os bendigo, os doy la paz, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Ved cuando vuelva a vosotros habréis aumentado en número y fervor pues semilla que el Señor mismo coloca en el surco crece sin poder ser detenida, dadme vosotros vuestra fidelidad y Yo os daré mis gracias.
Id a vuestros hogares en paz, el Señor ha estado aquí, paz con ustedes.


1 recibir.




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