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SI MI PRESENCIA OS INQUIETA
ES PORQUE NO ESTÁIS EN PAZ CONMIGO

13 de octubre de 1987
Reunión de Enfermos

Dice Nuestro Señor si sabemos por qué nos ha citado hoy aquí. Dice El Señor, hablaré en primer lugar a los privilegiados: Amados hijos míos que sufrís vuestras enfermedades físicas que os atormentan, sabed que hay dos caminos para ese dolor, la rebeldía inútil y la amargura, y el ofrecimiento al eterno Padre que trae consigo la paz. A vosotros os digo, a muchos sanaré hoy pues mucha es vuestra fe, y a todos os invito a mi mesa. A vosotros, hombres, varones, os digo, ¿por qué habéis abandonado la casa de vuestro Dios y dejáis el servicio al Señor por cosas del mundo; vuestras mujeres bien sirven en mi casa, pero necesito apóstoles hombres, que a invitación mía quieran ganar gracia para sí y para sus hermanos; pues de los varones, de los hombres es toda iniciativa.
A vosotras, mujeres, ¿por qué oráis con tan poca devoción? Debéis colocar más espíritu que palabras en cada oración y obtendréis frutos abundantes, os corrijo porque os amo y os quiero mejores para mí.
Vosotras, almas consagradas,1 renunciad continuamente, aún a las pequeñas cosas que solo vuestro Dios y vosotras sabéis y así obtendréis la auténtica felicidad de servir al Señor en lo secreto, y aquél que sea fiel en lo poco, se le encomendará más aún.
Y vosotros que estáis aquí intentando juzgar, ¿acaso no habéis estado hace dos mil años conmigo?, podéis entonces estarlo ahora y os muestro como estaba y enseñaba y atraía. Así fueron el sermón del monte y las palabras que dirigía a orillas del lago y así venían a mí los afligidos y enfermos y los consolaba, con palabras y con hechos.
Y a vosotros que estáis en esta Obra os digo, no os envanezcáis por los resultados, porque de no ser por mí, nadie estaría aquí hoy, sabed que solo es mi protección la que os fortalece y dirige; sed humildes, sed mansos aún con los violentos y sed auténticos, pues miro a vuestros corazones.
A cada uno de los que se han hecho presentes aquí hoy os concederé una gracia que pidáis a través del santo rosario en honor de mi Madre Santísima, por pedido especial de Ella; si oráis con fe, dad por concedida vuestra gracia, hijos amados, y recordad que mas que palabras quiero hechos, obras, seguimiento personal, pues como ya lo dije la lucha es persona por persona, hogar por hogar y el enemigo presenta frente de batalla en todo lugar, en todo tiempo y no descansa en su intento por perderlos. Orad y vigilad pues no está lejos la hora; orad y vigilad, pues muchos son los llamados pero pocos los elegidos, orad y vigilad, ¿no habréis salvado a otros y caeréis vosotros mismos acaso?; orad y vigilad, si el Cielo baja a la tierra, es a buscaros, y no os descuidéis del tiempo porque antes de lo que esperen el trigo estará maduro y será época de cosecha.
Recordad mi pedido de consagraros a mi Santa Madre a través de esta semana pues el día viernes Ella misma se hará presente y tocará los corazones.
Sabed que os sigo dando oportunidades para muchos de vosotros puede ser hoy la primera vez, pero guardáos de que no sea la última, pues ninguno está exento de prueba. Aprovechad hoy, pues el mañana traerá su propio problema; entregáos hoy a vuestro Padre que os ama, dejadme hacer en ustedes la joya perfecta que agrada a los Cielos. Os dejo nueve de mis ángeles predilectos para que oren junto a vosotros y os acompañen en el momento de la comunión, aprovechadlos, también ellos influirán sobre las gracias que pedís y las acercarán con mayor rapidez a mí. Ved que no siempre os otorgo estas facilidades, pero vuestro esfuerzo merece ser premiado.
Tened paz, al final os bendeciré.
(Visión) Esta el Señor, mostrando una enorme espada... envainada... y dice el Señor, que cada uno, hemos recibido esta espada el día de nuestro bautismo al ser ungidos como sus guerreros y muchos de nosotros la mantenemos envainada... esa espada es su Palabra hecha vida y que debemos desenvainar frente a la amenaza del enemigo de atropellarnos con su ateísmo, con su locura de sensualidad y con su locura de masificación.
Y bien, dice vuestro Señor, habéis venido a ver a vuestro Jesús, pues aquí está, vedme entre vosotros y os digo, pobre de aquél que produzca burla de estas palabras y pobre de aquél que tome indiferencia de lo que vuestro Dios está dirigiendo a su rebaño, pues llevo cuidadosa cuenta de vuestra piedad y mis ángeles me mantienen al tanto de vuestros movimientos espirituales, moveos hacia mí, acercaos a mí, protegeos en mí y aquí está vuestro Jesús; venid a beber de la fuente inagotable de vida eterna que sale de mi corazón, venid a haceros uno conmigo en las especies de pan y vino transformados en sagrada eucaristía por amor, venid a apacentar mis corderos, Yo os llamo sin distinciones, pronto reclamaré vuestros talentos, hacedlos producir.
Tú sabes bien que también por ti lo digo, intenta respetar desde hoy a tu Señor y olvidaré tus pecados, pero si no reviertes tu conducta el abismo está muy cercano, no es amenaza de hombre lo que estás oyendo. Y he dicho en otras partes y repito hoy aquí, si mi presencia os inquieta es porque no estáis en paz conmigo y si mis palabras os molestan es porque son verdaderas y os hieren, convertíos, convertíos ya.
Pedid en esta decena por la paz, en estos momentos está siendo sumamente resquebrajada, pedid y se os dará, pedid con fe, nada hay imposible para vuestro Dios. Paz a ustedes.
Bendice el Señor los objetos piadosos mientras rezamos la consagración a María. Bendición a las personas presentes, los objetos llevarán una especial gracia para curación de enfermos, físicos y espirituales. He aquí la mano poderosa que indica el camino a seguir al sol cada mañana; he aquí la mano poderosa que coloca las estrellas en su lugar y estas responden; he aquí la mano poderosa que ha creado cielo y tierra y os acaricia con caricias de amor y misericordia pues no deseo que temáis, deseo que sintáis mi amor, por eso os bendigo en especial a ustedes, hijos sufrientes, y a todos los presentes para que obtengáis la paz y la fuerza, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Levantáos de vuestras tumbas, romped el hielo que os cubre, calentáos con el Espíritu auténtico del Señor que os guiará a una vida piadosa y sincera; retomad la fe, Yo os amo, ¿qué más os puede importar? Hay un lugar para vosotros en mi Reino, no lo perdáis por vuestro orgullo. Paz a todos mis hijos.


1 religiosas presentes.




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