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SACRIFICÁOS AHORA
Y OBTENDRÉIS BUENA GANANCIA

31 de julio de 1987
Día de San Ignacio de Loyola
Cenáculo María, Reina universal, voz del cielo para la salvacion de la almas

Guardad siempre en vuestro recuerdo esta reunión de hoy, vosotros estáis sedientos de mi Palabra, dice el Señor, mas cuando salís a ese mundo pervertido os quitáis la gracia de vosotros mismos.1 No permitáis que el enemigo mande en vuestras vidas, sabéis bien el efecto que eso trae. Si buscáis respuesta a todo quedaréis en la nada, si os sumergís en la confianza en el Señor, vibraréis en cada palabra recibida y recibiréis bendiciones abundantes a cada momento, estéis en donde estéis, pues Yo ando entre vosotros, reuniendo mi rebaño.
No debéis cerrar los ojos a lo que el Señor pide, no debéis tapar vuestras bocas cuando el Espíritu sopla, pues Yo os muevo a ser mis nuevos testigos en este mundo. Los necios caerán de rodillas bajo la Justicia, los santos ya están de rodillas agradeciendo al Señor sus enormes pruebas de amor.
Dice el Señor que hoy podrá bendecir a todos los que quieran recibir una bendición especial antes de retirarse se podrá imponer las manos a todos los que deseen.
Aquél que abra su corazón a la fe, hoy recibirá un primer impulso, luego deberán ellos cuidarlo, porque la gracia en el mundo se desgasta fácilmente. Ahora dice el Señor que este mes que sigue volved vuestros ojos hacia el mundo, volved vuestra vista hacia este planeta que empezerá a ser sacudido.
Orad más, orad mejor, orad con profundidad. Reencontrad el Espíritu que reina en vosotros; mirad que no permito en ustedes dudas sobre los sacramentos pues el perdón de los pecados ha sido establecido por mí para ustedes y nadie puede justificarse, ni excusarse, de esta forma que Yo he elegido, desde el principio, para que os limpiéis el alma. Ved que las palabras dichas contra la penitencia salen de vuestro orgullo y a eso apunta este santo perdón que viene de vuestro Dios. Solo el Señor puede detener el rugido del mar con su palabra, solo el Señor puede doblegar a la copa de los árboles hasta el suelo con un gesto de su rostro; pero solo el Señor os ama más de lo que os amáis vosotros mismos y desea que compartáis con Él el torrente de felicidad, el río de agua viva, el lugar reservado para los fieles hasta el fin. Os invito a mi Reino, os invito a mi hogar, os invito a mi Cielo. Sacrificáos ahora y obtendréis buena ganancia, venid, venid a mí y Yo os conservaré eternamente.
Besad esta tierra, pues a través de ella podréis ganar las gracias que os harán Dios con Dios. No temáis estar de rodillas, no os avergoncéis de mencionar mi nombre en todo tiempo y lugar.
Ahora estáis aquí por decisión propia, cuando todo suceda estaréis así reunidos todos por miedo pero por esperanza también en mí. Yo os preservaré, mis amadas almas, Yo os defenderé, luchad ahora un poco, solos tal vez, mas luego si el enemigo aprieta el paso, allí me mostraré con mayor fuerza.
Habéis visto como obra mi palabra en el pueblo, ved, pobres ovejas sin pastor, Yo mismo me hago cargo de vuestra salvación pero no dejéis penetrar el orgullo en vuestras almas.
Nadie es más que nadie, dije una vez, y nadie es más que nadie, digo ahora, obedeced con confianza y humildad. Todos estáis en el lugar que os corresponde, bajo mi dirección, nunca os perderéis en divagaciones inútiles. Pedid, pedid clemencia, pedid piedad por vuestras faltas, pedid más misericordia aún, pues faltan muchos hermanos en el rebaño.
Dice el Señor que continuemos con nuestras oraciones, que más adelante va a explicar unas cosas más. Pero dice que recemos con mucho fervor porque lo que va a decir va a ser muy importante.

Lectura: San Juan, Cap. 10, Vers. 24 al 31.

Ahora dice el Señor que los tres ángeles que están con la Santa Madre del Cielo, son portadores de las tres virtudes: fe, esperanza y caridad, van a entregar a cada uno su medida, a los presentes, en el momento que reciban la imposición de las manos y cada una de esas virtudes se acrecenterá en los que las reciben con fe. El milagro lo haremos nosotros2 si creemos.
Dice el Señor: Esta reunión de oración de los días viernes lleva por nombre “María, Reina Universal, voz del Cielo para Salvación de las Almas”, ¿entienden?
El Señor está preparando para esta Obra otros caminos nuevos que también van a ser importantes, que necesitan de nuestra oración. No quiere el Señor que por ahora me encuentre con algunos otros videntes, todavía no.
Dice el Señor que está escuchando el pedido de la señora que está aquí, al lado, y también de las dos mujeres que están allí atrás y que mi misericordia abarca a todo el mundo, dice el Señor.
Orad aquí por los de otras partes y Yo concederé gracias a todos, pero basad vuestra vida en sacrificios, cambiad, cambiad, cambiad. Abandonad esas comodidades mundanas que no os hacen ningún bien, os congelan.
Desapegáos del mundo, ya no hay palabras para pedirles mejor. Levantad vuestra vista, ved quienes comparten mi trono.3 El hijo de Pedro Bernardone, Francisco, ved, qué humildad; Padre Pio de Pietrelcina, ved que oído alerta a lo que el Señor pide, vuestra Madre, humilde, santa, limpia y casta, Virgen entre las vírgenes.
Que no se pierdan los de más atrás con sus propias conversaciones.4
Ya dice el Señor: Pondré los medios al tanto para que podáis todos oír mi voz, pero vosotros aportad vuestras iniciativas para que esto avance en ese sentido. Al menos esta parte física os dejo en vuestras manos.
Cuando paséis frente a mi casa, haced vuestra señal de la cruz en la frente, en vuestros labios y en el pecho y decid: Morada del Señor, bendecid estos vasos de barro, destinados a la tierra, para que podamos algún día gozar de tu eterna presencia; se tú mi compañero, Señor.
Pedid por más vocaciones sacerdotales pues mi Iglesia pena por falta de operarios.
Continuad la oración.
De lunes a viernes vuelvan a cubrir con ayuno y oración5 como aquella vez.
Al finalizar haced las listas y Yo os bendeciré especialmente.
El Señor va a bendecir ahora a todos, a la vez, los objetos y las personas: Ponéos de rodillas, descienda la bendición de los objetos para que os sirvan como armas contra los elementos del Infierno que suben a la faz de la tierra para atormentarlos y desviarlos del camino, sean ellos muestra pequeña del poder supremo de Dios, recibid la bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. A todos ustedes que os habéis reunido a oír como trabaja la misericordia del Señor, recibid la paz, la bendición del Señor, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
A los que creen concederé en abundancia, a los que duden, espero un poco más, pero no tentéis a prueba a su Dios.
Si veis a un hombre que habla con el Señor de rodillas, veis a un hombre que habla con el Señor de pie, asi debéis permanecer ustedes en las pruebas, de pie, firmes en vuestros corazones y de rodillas en vuestros cuerpos.6
Dice el Señor que algunos reclaman su bendición porque están lejos, va a volver a bendecir hacia allí porque han pedido: Yo os he llamado desde el mundo, ayudad a salvar este mundo. Mi paz quede con ustedes.


1 con el pecado.
2 cada uno.
3 viven en el Cielo.
4 debido a la cantidad de asistentes, muchos que se encuentran en lugares más alejados habían comenzado a hablar entre ellos. Sin saberlo ni oírlo los más cercanos, ni el vidente, por estar en habitación contigua.
5 haciendo turnos.
6 Por única vez, mientras recibe locuciones, el vidente se pone de pie para dar la bendición y gira entre los asistentes.




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