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OBRA DEL SEÑOR ES SALVAR ALMAS
Y NO OTRA COSA

5 de junio de 1987

Dice1 que esto es lo que produce más dudas, cómo habla y no habla y vuelve a hablar.
Acaso no son míos y entregados a mí. Yo hago mi voluntad con ustedes, ¿no es así?, ¿por qué no puedo hablar y dejar y volver a hablar, si siempre estoy y nunca me voy de vuestro lado? Que primero escuchen y luego no escuchen, no significa que no esté siempre hablando a vuestros corazones y de esto es de lo que quiero hablarles, he notado que se envanecen por cosas del mundo, eso no es bueno a mis seguidores, no lo será nunca.
Recuerden que lo único que hemos deseado para ustedes, mi Padre y Yo, es que compartan nuestro lugar en el Cielo, vuestro es el Reino, pero cuidad la semilla.
En todas partes el ladrón busca ubicación para quitarles su parte del tesoro, sepan rechazarlo, primero interiormente2 y luego entre ustedes mismos.
El retorno a las malas costumbres hace inútiles mis gracias. Procurad que se mantenga la actitud de respeto durante las oraciones, pues si no hablo, estoy aunque no me oigan.
Hoy les he enviado a un hijo mío muy querido3 y otra vez por iniciativa propia de mi Madre, ¡cómo quiere fundir su Obra en mi Obra!, cómo Ella y Yo estamos fundidos en el amor por ustedes.
Obra del Señor es salvar almas y no otra cosa, obra del Señor es abrir caminos hacia el Cielo, obra del Señor la guía el Señor.
Durante muchas horas platicaba a mis discípulos sobre las verdades de la fe, y ninguno de ellos deseaba que terminasen pronto nuestras charlas. En cambio ahora, hijos, aún abusáis de mi paciencia pidiendo4 que esto termine cuanto antes, el que tenga otra ocupación más importante que seguir a Dios, que la cumpla si es su voluntad y luego sabrá lo que su conciencia le dicte, pues para el Señor no hay hora, ni tiempo, ni día.
Cuando el corazón está listo, el Señor trabaja en él, como el artesano que se levanta de madrugada a terminar su hermosa obra que lo desvela. Así sabrán ustedes que soy Yo pues todo lo que a ustedes los ata, horas, días, años, está lejos de mí, pues estoy fuera de ellos.
Las reuniones deben ser más...5 El Señor desea que más personas gocen del beneficio de oír su palabra y de recibir sus bendiciones.
Deben ser invitados a participar aquellos que están más firmes en estas cosas. Dice el Señor que a veces lo desarma la frialdad de las almas y que a Él mismo le parece increíble que el hombre se mantenga al margen de su Dios, aún cuando su Dios desciende hacia él.
Y por hoy es bastante pues cada día trae su propia preocupación, no quiero apenarlos, pero manténgase alerta, si han bajado la guardia, si han permitido al enemigo ingresar, expúlsenlo pronto, no sea que llegue la hora y los encuentre indignos.
Debéis saber que un solo camino lleva al Señor ese camino es la cruz.
Dice el Señor que en este último misterio va a bendecir los objetos y las personas para que podamos recibir su paz que mucha falta está haciendo.
Que tratemos de acercar los objetos benditos a los enfermos y que cuántas veces nos va a decir que desea que los enfermos estén presentes para bendecirlos que le agradaría que se realice una reunión en exclusividad para todos ellos solos, que sea solo para los más enfermos.
Una reunión en la cual Él pueda tenerlos bien cerca porque allí donde hay sufrimiento ofrecido, ahí está la gracia. Que continuemos ahora con la oración.

Lectura: San Lucas, Cap. 4, Vers. 40 al 44.

Dice el Señor que vamos a hacer la bendición de los objetos, mientras rezamos la consagración a la Virgen: Bendita sea tu pureza, el Angelus, la bendición del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo.


1 Por desperfecto en el grabador el Señor repite y vuelve a hablar.
2 tentaciones.
3 al Padre P.
4 interiormente.
5 concurridas.




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