12 de marzo de 1987
No es nada pequeño lo que les daré hoy, es lo único que puede salvarlos.1
A partir de hoy serán también ustedes mis apóstoles, si lo desean. Durante el misterio iré limpiando sus culpas y al final les daré el soplo de fuego y vida, es lo que quiero regalarles hoy.
Algunos pueden no merecerlo, pero aprovechen, pues derramo misericordia y ya no se culpen más, propónganse una pronta confesión, Yo me encargaré de moverlos a ella y así obtendrán remisión de todos sus pecados.
A los que comiencen un trabajo les dará mayor vigor espiritual, a los que soportan dolores, les permitirá llegar casi al extremo de sus fuerzas sin irritarse contra su Dios, a los que quieren comenzar tibiamente a seguirme les dará un impulso irrefrenable de ser mis testigos y seguidores.
Hagan su oración, es lo suyo y Yo lo mío. Paz a ustedes.
Aquí está, bendito el que viene en mi nombre. Para ustedes lo que es de ustedes según mi voluntad.
El ciego ve, el sordo oye, el paralítico se mueve con libertad en mi Reino, sean también ustedes liberados y reciban la fuerza del Espíritu Santo.
Su verdad soy Yo, única verdad defendible, pues Yo mismo me defiendo.
No busquen palabras, pues no las hay para definir lo que el Señor hace con sus humildes criaturas.
La señal está hecha sobre ustedes, ya su alma está marcada con mi cruz, que es promesa de redención para ustedes.
Yo los nombro mis seguidores y apóstoles de mi Divina Misericordia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo haré que esgriman la espada de doble filo en sus bocas, nadie puede oponérseles ahora.
Solo oración y penitencia en este tiempo, sacrificio de expiacion, entrega total, aun la más dolorosa.
Es época de conversión, ayuden ustedes a esto, los pobres hermanos los necesitan.
No más por hoy, el que pueda entender que entienda, el que quiera oponerse ya está derrotado. Paz a todos.
1 la gracia santificante. Jesús en nosotros.
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